13 marzo 2011

“La siguiente película, ha sido una de las películas europeas más exitosa en el último tiempo, pese a las críticas que recibió
por el trato de “tono desenfadado” que hizo del holocausto judío, y en particular, de la sobrevivencia en Auschwitz, campo
de concentración. Nosotros podemos aprender mucho de ella. Fue dirigida por su actor principal, el cómico italiano Roberto
Begnini, quien intenta ofrecer una visión distinta de un tema tan crudo como el holocausto y consigue erigir un manifiesto
de afirmación de humanidad y esperanza en un lugar y momento histórico que simbolizan la muerte. Fijémonos bien cómo
el protagonista interactúa con los distintos personajes en las circunstancias que le toca vivir; éstas serán algunas de las cosas
que vamos a discutir cuando terminemos de ver la película”.


• Todavía son muchos los pueblos que se encuentran sumidos en cruentos conflictos bélicos, muchos de los cuales se basan en
la intolerancia ideológica de un grupo frente a otro o. Dentro de nuestro país, también encontramos muestras de intolerancia
hacia personas que por su cultura, raza, etnia o religión son consideradas como diferentes, por algunos de nosotros. • La discriminación racial y cultural, puede tomar proporciones monstruosas y desembocar en violencia y guerras. • Las ideologías y las diferentes opciones de valores que toman los seres humanos llevan muchas veces a transgredir valores
básicos, como la vida y el respeto por nuestros propios hermanos. • Debemos aprender a ser respetuosos y tolerantes de quienes piensan distinto a nosotros; detrás de toda ideología hay personas
con historias y culturas que los han llevado a pensar de dicha manera. Ser tolerante no implica tener que estar de acuerdo con
sus posturas y no estar invitado a dialogar y discutir mostrando la propia opinión. Sin embargo debe resguardarse el respeto
por las personas y las libertades de pensamiento; cuidando que la opinión personal no pase a llevar o dañe a otro

09 marzo 2011

CUARESMA: 40 días con los 40 últimos

40 DÍAS CON LOS ÚLTIMOS

En el año 2000, en la Cumbre del Milenio de las Naciones Unidas, se establecieron ocho ambiciosos “Objetivos de Desarrollo de Milenio” (ODM) para alcanzar en el 2015. Estos objetivos comprometen a los gobiernos a establecer políticas que favorezcan el desarrollo de todos los pueblos y “a liberar a nuestros semejantes… de las condiciones deshumanizadoras de la pobreza extrema”. Pues bien, tres de los ocho ODM hacen referencia directa a la salud. Desarrollo y salud van inseparablemente unidos. La falta de salud merma la capacidad para trabajar y percibir ingresos, pero además la pobreza ligada al bajo desarrollo crea un terreno abonado para las infecciones que pueden determinar el resultado de la enfermedad.

La malnutrición, por ejemplo, pone en peligro el sistema inmunológico; las condiciones de hacinamiento facilitan la transmisión; el acceso escaso a la información y a los servicios sanitarios, o un mal suministro de estos servicios, provoca la interrupción de un tratamiento, lo que aumenta la resistencia a los fármacos y agrava la situación.

Así es la labor de la Iglesia en tiempos de coronavirus

La creatividad cristiana llega a límites insospechados y traspasa incluso los gruesos muros de los monasterios para poder ayudar a los afe...